Google tiene
un nuevo frente abierto: Bruselas. La Comisión Europea ha presentado este
miércoles un «pliego de cargos» contra el gigante de internet, acusándole
formalmente de favorecer la instalación de Android y sus aplicaciones a
fabricantes de dispositivos móviles. Aunque la filial de Alphabet niegue
prácticas monopólicas, la realidad es que Android lidera – y con diferencia- el
mercado. Es el sistema operativo más usado y, según Google, utilizado en más de
mil millones de teléfonos inteligentes y tabletas. Pero empecemos desde el
principio para saber por qué Android ha llegado a alcanzar estas escandalosas
cifras.
Un sistema
operativo es el «corazón» de cualquier dispositivo. Antes de la llegada de los
«smartphones» y demás dispositivos móviles, los sistemas operativos se reducían
al PC y – más tarde- al ordenador portátil. Es el «software» que permite que el
aparato funcione y sobre el que se ejecutan el resto de programas y
aplicaciones. Así, Bill Gates creó Windows y Apple ideó OSx. Son los más
populares y utilizados aunque no son los únicos.
El nacimiento
de los «smartphones» y tabletas, cuyo funcionamiento es como el de un
ordenador, propició también que se idease o se adaptase un sistema operativo
solo para ellos. Android, iOS, Windows Phone y BlackBerry 10 son los más
conocidos y usados, aunque con notables diferencias entre ellos porque no todos
no son iguales y de ahí las acusaciones de la Comisión Europea.
La diferencia
de Android con respecto a todos los sistemas operativos nombrados es que es un
software de código abierto, no cerrado. El usuario no tiene que conocer esta
característica pero es importante de cara al mercado.
Un «software»
de código abierto es gratis y accesible a todo el mundo. Esto es especialmente
útil para los desarrolladores, quienes pueden experimentar y probar, mientras
que cada fabricante puede introducir sus particularidades. Por esta razón, no
es exactamente igual Android en el Nexus (teléfono de Google), por ejemplo, con
respecto a un Samsung. Ambos utilizan Android pero los usuarios de un Galaxy
tienen ciertas características particulares que la compañía ha decidido añadir
con el objetivo de diferenciarse de su competencia. El objetivo es que, con la
colaboración de todos, se consiga crear un sistema operativo eficiente.
Por tanto, no
es de extrañar que en torno al 80 por ciento de los dispositivos móviles en
Europa -y el mundo entero- funcionan con Android, tal y como ha señalado la
comisaria europea de Competencia, Margrethe Vestager. Precisamente Google se ha
defendido de las críticas recordando que «Android ha ayudado a fomentar un
ecosistema notable, importante y sostenible, basado en un software de fuente
abierta y abierta innovación» tal y como ha señalado el vicepresidente y
consejero general de Google, Kent Walker, sin olvidar que cualquiera de sus
socios puede usar Android sin las aplicaciones desarrolladas por el gigante de
internet. Igualmente, ha recordado que los acuerdos que mantiene con sus socios
son «completamente voluntarios» y que «cualquiera puede utilizar Android sin
Google».
Y es cierto,
porque cada compañía puede adaptar libremente Android a sus necesidades, como
estipula el código abierto, cuyo «código deontológico» se rige por la colaboración
desinteresada, no económica o mercantil, sino más bien de servicio. Todo lo
contrario que ocurre con los sistemas de código cerrado como iOS, por ejemplo,
que nadie puede modificar. Solo Apple.
Sin embargo,
Google ha sabido rentabilizar su posición. Según datos de la consultora Kantar
Worldpanel, a febrero de 2016, sólo en España, el 90 por ciento de los
«smartphones» funcionan con Android. iOS ocupa la segunda posición (9,1),
seguido de Windows Phone (0,9).
Lo mismo
sucede en Italia, Alemania o Francia, donde el 78,4 por ciento, 76,6 y 71,8 de
los teléfonos inteligentes tienen Android. La diferencia mayor está en Reino
Unido: la cuota de mercado para Google se reduce al 55,5 por ciento, mientras
que iOS conquista el 37,8 por ciento de los dispositivos.
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